te doy mis mañanas frescas y mis tardes nubladas,
hazte un recuerdo, moldea un sentimiento,
te dejo mi voz y mis canciones de historias
y mis ojos que cada tarde te buscan,
te regalo mis manos que son tu casa.
Hoy te regalo un campo de girasoles,
margaritas y tulipanes haciéndote un vestido,
un té de flores aromáticas con el que
te harás una frazada en estos días de frío.
Déjame darte un abrazo de sonrisas,
un poema de música de piano y viento,
deja que en tus oídos haya el aliento
de mil razones para seguir existiendo.
Que yo seguiré diciendo tantas cosas,
esas mismas por las que te sonrojas,
pintaré de colores tus caminos,
te daré un momento lleno de suspiros
y abrazaré tu presencia para siempre.
Te doy mis lágrimas para que con ellas
hagas un collar de piedras prístinas
que adornen tu pecho en tardes de fiesta,
y entonces
te veré despierta de madrugada frente al espejo,
solo para estar segura de que nadie lo ha hurtado,
nadie se lo ha llevado.
Y cantaré una melodía en un susurro,
una alabanza de arrullo
para que duermas sin miedo las noches de tormenta,
haré un millón de cosas todas
porque hoy estás conmigo.