Tarde que te quiero en mis manos reposar,
bajo rayos de luz mis ojos andar,
tarde casi noche de mutilados gritos,
de incesantes gemidos y de mitos,
andes donde estés jugando a que vives,
rías con tu risa serena, franca y desgarbada,
tarde que me miras, tarde que me envuelves,
digo en un susurro esta historia desmemoriada,
y te miro durmiendo a mi derecha,
y quisiera llamarte por tu nombre,
y ahogo solo el grito incesante,
soportando en mi alma esta muerte de flecha,
de espada y daga que aniquila,
tarde no me digas tus razones de amante
a destiempo y otras vidas que no quiero repetir,
tarde que te quiero ahora en mis labios,
recorriendo tantos caminos vecinales,
tarde que te quiero entre mis brazos
mirándote a los ojos aunque me deslumbre
la realidad tan cruenta de esta utopía
de quedarme entre tus pliegues vida mía,
tarde que te quiero siempre.
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