Los inconstantes del sufrimiento,
dejan voz por ojos que enrojecen,
te soslayan de luz sin miramiento,
y de pronto a todos desmerecen:
los abrazos del ausente,
herida ubicua, ocaso de momentos,
cómo rompes vida mi presente
y me dejas engarzado de tormentos.
Los nostálgicos arrebatos
de este pensamiento que enloquece,
vuelven sus miradas que a ratos
de dolor, desesperanza que entorpece:
la irremediable verdad que me atraviesa,
tortura de milagros inacabados,
razón inexpresiva que aviesa
me mira con deseos exasperados.
Van las sombras del recuerdo terco,
entregadas al remordimiento
de verse siempre en este cerco,
de hallarse siempre al descubierto.
1 comentario:
Pues ni hablar. Sin hablar nos quedamos ya verdad?
Aun así. El buen deseo en año nuevo no se pierde.
Sigue inconstante. Al cabo y el sufrimiento no terminará nunca. ;)
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