La Princesita besa los ojos del joven que la abraza, pero debe pararse de puntillas para alcanzarle, el joven sonríe y la abraza mientras le dice al oído que la ama, que nada ni nadie podrá separarlos, aunque sabe que puede ser solo un cuento, una historia escrita entre los dos, una fantasía que sin remedio al final los dejará vacíos. No le importa, esta noche está con ella, esta noche de tormenta están juntos frente al fuego de la hoguera, y no existe más nadie, el mundo se ha paralizado, los enamorados son invisibles a los ojos de los simples mortales.
No saben que están en peligro, peligro de muerte, el Caballero Negro se ha empeñado en controlar el Reino mediante la artimaña de hacer que el muchacho enamore a la Princesita y se case con ella, entonces el de Negro podrá ser el Visir y apoderarse de las riquezas del Reino es su cometido. Al saber que ella estaba enamorada de otro su enojo fue tan grande que ahora cabalga rumbo al escondite en medio del bosque con la intención de acabar con el joven que amenaza sus planes. Pero no sabe que otro jinete se acerca, un Caballero Escarlata que ha tomado bajo su tutela al joven enamorado de la Princesita.
Mientras tanto en el Palacio, el muchacho, ensopado y tiritando de frío trata de explicarle de la mejor manera a la Dama de Compañía de la Princesita lo que ha ocurrido, intentando hacerle ver que ella corre peligro de muerte, que el Hombre de Negro va tras ella. ¿Cómo lo sabe?, le pregunta la Dama. –Por que el Hombre de Negro es mi maestro—dijo el muchacho bajando la cabeza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario