No sé si fue el tiempo marchitando tu presencia,
tal vez haya sido la misma indiferencia
de los años que nos deparó la noche de ayer,
pero sé que es cierta esa esencia de mujer,
que me hace buscarte entre las sábanas,
que me invita a emprender un viaje
sin rutas predeterminadas ni vanas
expectativas de aprendizaje.
No, no sé si fue la memoria que te inventé,
si en los momentos aciagos de la nostalgia
creí haberte dejado en el baúl de la magia,
entre recuerdos vagos y clichés,
no pretendo escribir en las líneas de la cordura,
antes bien mis manos buscan de ti la mesura,
pues tus ojos siempre me han llevado
de pasajero en viaje hacia ningún lado.
No sé bien si el decoro de no mostrar la miseria
sea tan llevadero como la certeza de que aquí se vive,
frente a los ojos inquisidores de la histeria
que a veces es colectiva pero otras revive
en el alma solitaria de un poeta de ocasión.
No, nunca dudes de que esta es mi misión.
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