Plegarias

A mi madre, por estos días aciagos.

El corazón en un vuelco
como subido en rieles de locura
los ojos que no dan crédito
el alma desdibujada
echa borrones

la cabeza dolorida
de mazos los golpes fueron
a dónde poner la angustia
cuando de distancia
está hecha la mañana

las voces que se callan
los gritos silenciados
la mente se ha atascado
en un sólo pensamiento

a veces me faltas
pero en la cercanía
del abrazo eterno
se que estás siempre
fuerte, esplendorosa, constante
hambrienta de vivir tus días
pero sin miedo a la postrera partida

amo tus momentos de ternura
entiendo aquellos que son de desmesura
de sentido de pertenencia
de autoridad otorgada por los años
y por el tiempo
y por las noches de desvelo

soy todo esto y lo que seré
en una plegaria te lo entrego
sabiendo que Dios
siempre te ha hablado
como el más fiel de los amigos.