Hoy quiero agradecer,
por las tardes que fueron de placer,
por el mediodía aquel que está por venir,
agradecer por los labios compartidos,
la piel explorada bajo los latidos
de un corazón que estalla.
Hoy quiero bendecir,
con la bienaventuranza del viajero
de la noche callada,
y la oración proferida hacia el poniente
mientras tu cuerpo y el mio
se entregan a la desmitificación
de una verdad tan contundente,
eres mía y te pertenezco.
Hoy quiero orar,
por los años que vendrán,
las risas que saltarán
de nuestros ojos
en el recuerdo de la anécdota
que da cuenta de los años,
de los momentos entregados.
Agradezco tu existencia,
y sobre todo lo que hay, tu presencia,
bendigo el día del destino
cuando se cruzaron nuestros caminos
para escribir esta historia de leyenda,
y mi corazón en oración da las gracias
por que tu hermosa figura
aparece siempre como ánima bendita
en el quicio de mi alma.
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