vacía el alma de todos sus despojos ,
me quedo varado en la absoluta soledad
y ni siquiera un abrazo de despedida,
te vas,
no me mires con tus ojos de fuego,
que soy infierno y no puedo,
no hay regreso de los avernos,
no hay boleto de vuelta en este viaje
al exilio,
el silencio de tus labios corta,
destroza el alma, apaga una luz,
la misma que del fondo del abismo salva,
pero ya sin luz mi corazón resiste
esta agonía de saber que partes,
que la distancia en la cercanía es terrible,
que el desprecio en compañía es veneno,
yo no lo quiero,
aleja la cicuta de mis labios que una vez
te dieron razones suficientes para darme vida.
"Resucitados muertos, caballeros andantes"
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