de esta vida que no es mía sino tuya
voy haciéndome una idea del destino,
un pensamiento que no rehuya
a la verdad que gritan mis sentidos,
a la terrible certeza de vivir a medias,
esta horrible sensación de tiempos idos,
de otras vidas que se quedaron en días
menos aciagos que los ahora vividos.
Yo no sé nada, tan sólo que aquí
en medio de mi cuerpo que se mutila
de añoranzas cada tarde sin ti,
existe un desasosiego que perfila
una agonía lenta pero segura.
Yo no sé pues si todo esto perdura,
lo eterno a veces es tan efímero
que nuestro abrazo dura
mil años de cielo azul primero
y ya luego si no estás es lento
el correr del tiempo.
Yo no sé pero te añoro siempre.
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