Este cielo acerado,
ausente de recursos
no hay suficientes sílabas
para formar una historia alineada,
el tiempo,
chamán inmemorial,
nacido del fuego eterno,
parido en medio de un vendaval,
el corazón agonizante,
late de a poco como en
sentido contrario, reloj maltrecho.
Jamás el tiempo
convertido en curandero,
envuelto en magia,
ritos de entretención,
ha podido aliviar una pena,
resucitar un sentimiento,
traer del mundo de los muertos
a aquel que por desgracia
murió de dolor y desesperanza.
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