Hojas, hojas muertas,
sobre el suelo yacen sus cuerpos
impasibles al tiempo y la derrota.
Manos, manos ineptas
que no encuentran entre dos
la razón de su pasión que explota.
Niebla, niebla que moja
las almas de los que caminan
entre espinosas mentiras.
Y te encuentro,
te abrazo,
me entrego por entero,
y las hojas cobran vida
mis manos te dibujan,
la niebla se disipa.
El sol, sol que sonríe,
aparece en nuestras vidas.
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