"Estaba esta ansiedad que bullía, cantaba, se retorcía en mis entrañas como diciéndome que ya nada era, que todo fue y que la vida pasa. Estaba tu figura desdibujada tocando el piano, dándome la espalda, quizás llorando, quizás no. Yo seguía ocupado en la lectura de las últimas noticias. Afuera, la ciudad de Nueva York seguía despierta, eterna insomne. Dentro, la habitación fría resaltaba la paradoja de tu vestido rojo sin mangas, mi ausencia de café, tu enojo por llegar tarde. La notas golpeadas al piano, la frustración por el baile que no verías, por la tertulia de la madrugada en la que no estarías. ¿Pedirte perdón? no es algo que se me facilite, dentro seguía retorciéndose el mounstro del hastío, del aburrimiento que se va haciendo costumbre"
El Rey ha vuelto.
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