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lunes, mayo 12, 2014

Casa grande

La noche va cayendo
como manto cálido
veteado de estrellas todo,
la noche sin decoro
me habla de ausencias.
Susurro en el viento
que va cantando tu canción de cuna,
nos queda tanto espacio,
de añoranza lleno los caminos,
de recuerdos bordo las cercas,
las veredas, los corrales y la acequia,
de rezos que dibujan otros rostros,
otras sonrisas, otros gritos de locura.
¿A dónde se han ido todas las almas,
los niños jugando a la ronda,
mis abuelos cantando una copla
cardenche a Dios Sacramentado?
¿A dónde las brasas ardiendo
en madrugadas de invierno,
la danza polvorienta y cansina,
la pólvora que espanta a los perros,
el bolo de galletas y colaciones,
el llanto desconsolado de la niña?
Y como hostal en desbandada
se fue vaciando de gente,
muchachas alegres,
niños necios queriendo un juguete,
sobre la tierra húmeda el bebeleche,
la teja abandonada a su suerte,
la casa grande,
hay días en que parece un cuerpo
convaleciente que recibe a las visitas
con parsimonia y paciencia.
La casa grande
parece que espera con denuedo
su muerte inminente.