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viernes, septiembre 20, 2013

Edificio A

Ahí estás,
como escupitajo blanco
en el óleo del cielo,
con tu ojo de luz
premonición de la angustia.

Ahí estás,
impertérrito, incólume,
desconoces tu razón
        y tu existencia,
sólo eres, sólo estás,
como insulto que se cuela
en la oración del mediodía,
como boca enseñando los dientes,
cínico ante la vida.

Te eriges cual monumento
a la fuerza que corrompe.

Dueño del horizonte,
sin posibilidad de un terremoto
que te quite las ínfulas
de reyezuelo en país de ciegos.

Ahí estás.

De concreto tu alma,
de acero tu corazón,
no posees espíritu que te anime,
para eso,
eso ya lo sabíamos.

miércoles, septiembre 18, 2013

Ningún lamento

No hay grito,
interludio al sufrimiento,
ningún lamento,
llanto que en silencio desborda,
hecho un hueso vivo
te viste un manto mortaja
de hule espuma tu cama
y te imagino
gritando improperios al cielo,
mientras la queja se convierte
en muda entrega al desconcierto,
una vida de agónicos momentos,
y afuera el cielo guarda luto,
presagio de la noche,
cantos fúnebres
en la voz del viento,
deja que te abrace antes de que amanezca,
deja que acompañe las notas de tu canción
que es bienvenida,
déjame abuelo llenar de besos tu frente,
en tanto a los dos nos quede aliento.