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lunes, abril 27, 2009

A dónde van los muertos

Qué solos se van quedando los muertos,
que van llevando su rigor mortis por desiertos,
que son polvo y arena de maldiciones,
que son amplitudes todas sin razones,
qué fríos, abandonados se quedan los muertos,
a las cinco de la tarde,
cuando en las cantinas se enredan en entuertos
de vidas sin sentido, locuras de alcohol que arde.
Qué inalcanzables se ven los muertos,
tras vitrinas de cristal límpido cual relámpago,
con sus brazos entrelazados sobre el vientre,
como oyentes expertos,
como audiencia respetuosa, ay los muertos.
Qué lejanas sus sombras de largas cabelleras,
qué íntimo aliento me has regalado,
ojalá mis ruegos de amante temprano oyeras,
pues mis ojos son dos mares,
a donde el corazón ha encallado.
Qué tristes se ven los muertos bajo el manto
claro de la luna nueva,
bajo el rostro certero de que aun no era su hora,
qué inútil es en estos tiempos el llanto
que se llora por alguien de quien su nombre ignoras.

lunes, abril 13, 2009

Para exorcizar sentimientos vanos

Juré que ya no me perseguirías/
que el tiempo era mejor que la distancia/
pensé que en mi porvenir ya no estarías/
como fantasma de noche aquí en mi estancia.

Creí que ya te había exorcizado/
pero vuelves de pronto aquí a mi lado/
con tu carga eterna de melancolía/
de medias sonrisas/ fingida alegría.

Y hoy no sé como dejarte ir/
borrar de mi memoria tu existir/ no sé/
hacerme de esta historia un souvenir/
para los viajantes de mi vida/ sin sufrir.

Juré que tu perdón no me importaba/
que acaso con el tiempo lo olvidaba/
dejé/ en tus manos la nostalgia/
y escribí canciones ya sin magia.

Pero aun recuerdo bien tu cara/
y esos ojos que me fulminaban/
diciéndome el futuro te depara/
el mismo sufrimiento que hoy te daba.

Y hoy no sé como dejarte ir…(coro)

Para el trovador que llevamos dentro.

miércoles, abril 08, 2009

Andando caminos

Con la trova entre los dedos,
de guitarras, cuerdas y recuerdos,
con el canto nuevo en la mirada
voy andando este camino y nada.
De mi garganta dos notas,
de mi corazón a cuenta gotas
el amor que surge entre dos almas,
voy andando este camino en calma.
De mis piernas estos pasos,
del horizonte un par de ocasos
y el sentimiento que surge a raudales,
voy andando este camino de males.
Con el cantar de mil cantares,
de tus labios, de mis andares,
recovecos de tu piel recién llovida,
voy andando este camino, esta vida.
Con estrofas me construyo una canción,
que es mi casa, mi llegada, mi estación,
con las notas me envuelvo melodías,
voy andando este camino, estos días.
Hazme dueño de tu tiempo y emoción,
que yo te haré de verso una oración
salvadora de pecados, me redimes,
voy andando este camino de diretes y de dimes.
Con la trova entre los pliegues
de esta alma que te grita que no niegues
la razón de los motivos que me impulsan,
a andar estos caminos, dedos que pulsan,
cuerdas que lloran, bocas que susurran,
otros tiempos que ya no volverán.
Hoy te canto a mí para que vengas,
como suelen hacerlo en otras tierras,
cuando la nostalgia es tanta que entregas
magia en las palabras y te aferras
a la ausencia del otro que no mata
pero como se parece a la muerte,
así ando estos caminos a salto de mata,
entre corazones furtivos y la suerte.
Con la trova bajo la lengua,
pido paz y pido tregua,
ya no quiero más melancolía,
andando este camino, este tranvía,
que no lleva a ningún lado,
que se queda,
que se niega a dejarnos de costado,
dormidos en la sala de espera, y nada.

Con la influencia de Filio, Silvio, Delgadillo, Milanés, Feliu... maestros.

martes, abril 07, 2009

Palabras al viento

No sé si fue el tiempo marchitando tu presencia,
tal vez haya sido la misma indiferencia
de los años que nos deparó la noche de ayer,
pero sé que es cierta esa esencia de mujer,
que me hace buscarte entre las sábanas,
que me invita a emprender un viaje
sin rutas predeterminadas ni vanas
expectativas de aprendizaje.

No, no sé si fue la memoria que te inventé,
si en los momentos aciagos de la nostalgia
creí haberte dejado en el baúl de la magia,
entre recuerdos vagos y clichés,
no pretendo escribir en las líneas de la cordura,
antes bien mis manos buscan de ti la mesura,
pues tus ojos siempre me han llevado
de pasajero en viaje hacia ningún lado.

No sé bien si el decoro de no mostrar la miseria
sea tan llevadero como la certeza de que aquí se vive,
frente a los ojos inquisidores de la histeria
que a veces es colectiva pero otras revive
en el alma solitaria de un poeta de ocasión.

No, nunca dudes de que esta es mi misión.