Frío

Tengo frío
del que aniquila el corazón
y congela el alma,
frío que me hace añorar
el cálido fulgor de la palma
de tu mano sobre mi pecho
que te aguarda.
Tengo frío
que se parece a la nostalgia,
que se confunde con la angustia
de ir perdiendo esta mañana mustia,
en el hastío que significa
la ausencia de tu magia.
Un frío que se cuela
por los recovecos del cuerpo
y en los entresijos del deseo,
que como millones de agujas
se clava en la piel y rememora
lo que las tardes de invierno
podrían lograr para este sino
que como castigo eterno
se entrega en elocuencias,
disertaciones veladas
que intentan explicar
lo injusta que es la vida
bajo el manto helado
del amor que te es vedado,
frío porque no estás,
frío porque te has ido,
sorteando la niebla
que dejó tu partida.
Tengo frío y tu recuerdo
como el fuego de una hoguera
alimenta mis memorias
y sé de cierto que estás
presente en el correr de la era.