Buscar este blog

jueves, junio 02, 2005

Claroscuros

No me dejas alternativa, tengo que llamarte.
Bajo la sombra del desconsuelo, te recuerdo.
En el entrecejo de nuestras miradas, te espero.
Mientras tus ojos se vuelven llanto, te veo.
Tarde de presentimiento en tus manos nuevas.
Dame de tu luz razones para merecerte.
Y los huecos de tu corazón que ansían.
No me queda otra opción que desterrar el sentimiento.
Camino largo, camino nuevo, versos sin resentimiento.
Al tiempo que nuestras miradas se pierden,
los espinos del camino andado no son nada.
Déjame pues la posibilidad de llamarte por las noches,
de invitarte como acompañante de mi insomnio,
de pedir que tus manos como garras me mutilen,
porque no quedará cuando te vayas
hueso sobre hueso de esta humanidad callada.
Déjame entonces la incrédula mirada,
la sonrisa a medio terminar entre los ojos y la almohada,
el grito y el lamento de tu pasión acompasada,
la fuerza de tus piernas que aprisionan mis batallas,
el aroma a tu presencia que se cuela por los poros
de este cuerpo que te espera como novio en madrugada.
Por que no quedará cuando te vayas
piel sobre piel de esta humanidad atormentada.

"Noche de ronda, que triste pasas" (El Flaco de Oro)

No hay comentarios.: