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jueves, septiembre 22, 2011

Va de todo

Va de pensar que tengo un destino,
que mis delirios matutinos
no son más que premoniciones
sentimientos atrapados en canciones
que no se dejan escribir,
que sobre las líneas de un cuaderno
se resisten a existir
entre las tachaduras del eterno
oficio del autor desconocido.

Va de creer que aunque las palabras
son testigos claros de lo dicho
no dejarán de ser las sobras
de lo que se pone en entredicho
mientras los labios se nos van
en requisitos de posteridad
y en promesas que serán
otra vez motivo de austeridad.

Va de instalarse sin sentido
en la eterna necesidad del dolido,
en la mitad de la habitación
del que busca ser canción,
poema que se lee antes de dormir,
cuento que se escribe en un ir y venir
del recuerdo exquisito de saberte
presente en mis deseos de entenderte.

Va de no tener la frase exacta,
el momento perfecto,
la distancia que causa que falle la rima,
el deseo de tenerte en la cima,
de razones que llevan al desperfecto,
al minuto preciso en que se jacta
de vivir de la noche
aunque suene a derroche.

Va de todos esos suspiros
que me dejas en los labios
cada vez que no te miro.


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