Buscar este blog

jueves, octubre 16, 2008

De Princesas y otros Cuentos XXI

La leyenda del guerrero de la luz

Hace miles de años, tantos que la memoria colectiva convirtió la historia en mito y el mito en leyenda, existió una raza de seres poderosos, seres de luz, parecidos a los humanos en todo, excepto que ellos eran casi inmortales. Poseían la fuerza de veinte hombres, la sabiduría de mil ancestros, y la belleza de los iluminados por Rajmandir. Se dice que incluso hablaban directamente con el Único y que Éste les confería la misión de resguardar la paz y la justicia en el mundo terrenal. Los seres de luz eran conocidos por las razas que compartían este mundo como los Caballeros Escarlata. Eran miles, cientos de miles quizá. Si uno ponía atención al atardecer podía verlos cabalgar en sus corceles plateados rumbo al poniente, pero había que verlos con cuidado pues había el riesgo de que aquel que se atreviera a espiarlos mucho tiempo quedara ciego; es por eso que aun hoy las abuelas nos dicen que es peligroso ver al sol de frente cuando cae la tarde.

Sucedió que un día aciago el Señor de las Sombras Eternas también conocido como Utrandir y enemigo del Dios Único Rajmandir atravesó el portal oscuro, abierto por la conjunción de diez planetas del sistema solar, y asoló al mundo terreno con plagas, enfermedades y guerras, sembrando en los corazones de los hombres la maldad y el deseo de venganza. Envió en primer lugar a sus guardianes del anochecer, monstruos sin forma conocidos como Roars, quienes devastaron las aldeas y poblados a su paso, causando muerte y destrucción. Los Caballeros Escarlata, al darse cuenta de lo que pasaba, armaron un ejército y emprendieron batalla contra los Roars, matando a miles de ellos. Entonces Utrandir envió a su armada, los Caballeros Negros, hechiceros del mal, expertos en la guerra mágica, quienes dieron pelea a los Escarlata diezmando sus huestes mientras los pocos Roars se retiraban por el portal del Mijrandir. La batalla duró varias lunas con sus soles, ninguno de los bandos se rendía. Los Caballeros Escarlata sabían que no podían perder esa guerra pues significaría el fin del mundo conocido y el reinado oscuro de Utrandir sumiría en las tinieblas a la humanidad. Sólo esperaban la ayuda del Gran Rajmandir.
He aquí que en la noche de la decimonovena luna llena, apareció en el cielo un augurio luminoso, su increíble luz alumbró la noche convirtiéndola por un momento en día, dejaron de brillar las estrellas e incluso el portal oscuro se difuminó. Allá abajo, en el Valle del Hurüs, los ejércitos peleaban sin que nada se definiera para nadie, cuando de pronto la noche se convirtió en día, todos los guerreros voltearon al cielo, algunos cayeron de rodillas, los más cerraron los ojos, enceguecidos por la luz intensa que los bañaba. Los Caballeros Escarlata supieron que era el momento perfecto para lanzar el ataque final y se enfilaron hacia las huestes de Utrandir con renovados bríos. Muchos Oscuros murieron ese día, tantos que la tierra del Valle de Hurüs es negra y nada crece sobre ella. No hay vida. El portal oscuro se estaba cerrando, el tiempo se le acababa a Utrandir, el dios del Oscuro Inframundo sabía de su inminente derrota. Lo supo en el momento exacto en que la luz se fue haciendo más tenue, mostrando al Guerrero de la Luz, hijo único de Rajmandir, que había sido enviado por su padre para pelear hombro con hombro con los Escarlata y la alianza con los hombres.
Los planetas, en su cíclico movimiento alrededor del sol, estaban por perder su alineación. El portal se difuminaba a cada instante, mientras el Guerrero de la Luz, armado con su espada plateada y sus miles de dagas de filo eterno, exterminaba a los Roars y a los Caballeros Negros que huían a través del portal abierto aun en el cielo de la noche. De pronto todos creyeron escuchar un grito atronador momentos antes de que el portal de cerrara por completo: -- Rajbe ecolat necrox Utrandir – dijo la voz. Uno de los Caballeros Escarlata murmuró –Regresaré la noche que menos esperen, soy Utrandir –y se quedó boquiabierto.

Sucedió que el Guerrero de la Luz salvó a la humanidad y a los Escarlata, acabando con los Roars y ahuyentando a los Caballeros Negros. Impidió este Hijo del Único, que Utrandir se apoderara del mundo. Esto sucedió hace miles de años, tantos que ahora yo les cuento, al calor de la fogata, esta leyenda. Quien sepa escuchar, que escuche.

No hay comentarios.: